Magnolia Wines es una pequeña bodega familiar, fundada por una pareja de ingenieros de Toledo, entusiastas de los vinos de autor, y su familia, que es propietaria de varias parcelas de viñedo, ubicadas en Villalgordo del Júcar (Albacete).
Su objetivo es elaborar vinos de forma artesanal, de variedades autóctonas, partiendo de pequeñas producciones, que son las que mejor permiten cuidar al máximo todas las fases de la creación de un vino: desde el cultivo de la uva en la viña, la vendimia, y hasta la elaboración en la bodega.
VINOS DE GARAGE
Magnolia Wines es una micro-bodega familiar. Se encuentra en Villalgordo del Júcar (Albacete). Poseen sus propios viñedos y producen vino desde el año 2015, de una forma muy especial y respetuosa.
Empezaron en 2.015, elaborando con la uva procedente de cepas de garnacha autóctona de casi 20 años, plantadas a orillas del río Júcar (Alto Júcar) en una parcela de su propiedad, muy cuidada, de ½ hectárea, “Magnolia”, a unos 700 m de altitud en suelo franco arenoso.
¿Por qué eligieron esa garnacha? La garnacha autóctona de Albacete produce, de forma natural, vinos ligeros, elegantes, de precioso color y muy especial aroma, que en el pasado eran mezclados con otras uvas para darle mayor intensidad. Desafiando modas, ellos decidieron apostar por rescatar esa personalidad sin añadidos. Tal y como ellos indican “¿por qué iban a tener que ser todos los tintos con mucho cuerpo, intensos y cargados de taninos para maridar con platos contundentes? si elegimos diferentes vinos en función del maridaje, gustos y la ocasión, ¿por qué no elaborar un tinto que maride con platos más ligeros, precisamente ahora que cada vez los incluimos más en nuestra dieta ?”. Además, la parcela está junto al río, y eso le aporta a las uvas un marcado carácter, muy diferente del resto de las cultivadas en Castilla La Mancha. Hasta el punto de que hay expertos que comparan los vinos de Magnolia con los que se producen en el Valle del Ródano…¡nada que ver con los típicos manchegos!
Ellos mismos vendimian a mano, durante la noche, en familia y con amigos. Lo hacen así para recoger la baya lo más fresca posible, lo cual permite preservar todos los aromas frutales antes de que el mosto inicie su fermentación.
Cada racimo es seleccionado uno a uno, eliminando hojas, y uvas que no estén en perfecto estado. Los racimos se depositan en cajas pequeñas individuales, para evitar que se rompan.
Al amanecer, la uva es llevada a la bodega, conservando el frescor de la noche, y allí es despalillada cuidadosamente, y elaborada de forma respetuosa, con los sabios consejos de un muy querido amigo de estos micro bodegueros: José Andrés García, que por fortuna, es un reputado enólogo, responsable de grandes y reconocidos vinos.
Presentaron su primer vino a los medios y al público, su Magnolia Garnacha 2015, en Junio de 2016. Y tan sólo 15 días después, fue galardonado con una medalla de Plata en el International New Wine Awards 2016. A los 2 meses, ya estaba agotado en bodega: un vino muy fresco y afrutado, en parte, porque que de forma natural, no realiza la fermentación maloláctica.
Al año siguiente, quisieron probar a elaborar una parte de este vino, en barricas del mejor roble. Ahí es donde efectúa la segunda fermentación (maloláctica) y sin perder el carácter elegante y afrutado, adquiere la complejidad que le aporta la madera de roble. El resultado no pudo ser mejor, pues esa primera añada (2.016) fue galardonada en 2.018 con un DOBLE ORO en Sakura Wine Awards de Japón.
Actualmente, sus dos vinos (Magnolia Garnacha y Magnolia Garnacha Expresión) se incluyen en las cartas de restaurantes españoles de gran prestigio y se exportan a varios países europeos.
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